La primera vez que se reconoció el derecho de votar a las mujeres
Miguel Nava Xochitiotzi
Artículo publicado en El Sol de Tlaxcala, el día 27 de octubre de 2022
Está por finalizar el mes de octubre, y no puedo dejar de destinar estas líneas para referirme a la conmemoración de las reformas constitucionales promulgadas el 17 de octubre de 1953, a partir de las cuales las mujeres mexicanas pudieron votar y ser votadas.
Hoy en día, el reconocimiento de los derechos político-electorales de las mujeres no se cuestiona. Tal vez para las generaciones más jóvenes pueda resultar difícil imaginar cómo eran aquellos tiempos en los que la toma de decisiones sobre los asuntos públicos del país recaía exclusivamente en los varones. Pero así fue durante siglos, y el camino hacia la consecución del voto femenino fue difícil, tanto en México, como en muchos otros países del mundo.
Nueva Zelanda merece una mención importante, al haber sido el primer país en autorizar el voto femenino a las mujeres mayores de 21 años, el 19 de septiembre de 1893, es decir; hace 128 años. Como era de suponerse, también allí fungió la primera mujer en un cargo de elección popular, tratándose de Elizabeth McCombs, la primera parlamentaria en llegar a la Cámara de ese país.
Las primeras mujeres que sostuvieron ideales de igualdad recibieron malos tratos por ser revolucionarias, por defender sus derechos e intentar crear un mundo más justo y libre de discriminación. Sus actos fueron boicoteados y muchas mujeres sufrieron violencia y detenciones arbitrarias por sus protestas e ideas.
Se dice que fue en 1848 cuando nació el movimiento sufragista de manera formal con el ‘Manifiesto de Seneca Falls’, la primera convención por los derechos de la mujer, que se celebró en Estados Unidos (que en principio solo eran reconocidos a las mujeres de raza blanca, cabe decir) y se expandió al resto del mundo.
En el caso de América Latina, Uruguay fue el primer país en conceder el voto a la mujer, en el año de 1927. Diez años más tarde, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, en México se lanzó la iniciativa de reforma al artículo 34 de la Constitución, en la que, por primera vez, se solicitó el derecho a la mujer de votar y obtener cargos de elección popular. Dicha propuesta quedó en el aire, y tuvieron que pasar quince años más (1953) para que Adolfo Ruíz Cortines, entonces presidente de la República, publicara en el Diario Oficial de la Federación un decreto donde anunciaba la promulgación de las reformas constitucionales que otorgaba a las mujeres el derecho a votar y ser votadas para puestos de elección popular.
Finalizo la narrativa que me he propuesto abordar, señalando que el hecho de votar, permite decidir por uno mismo y es un ejercicio de reconocimiento de que la soberanía nacional reside en el pueblo. Estimados lectores, ¡que la lucha por la igualdad nunca cese! así seguiremos cosechando logros como éste.